Antes de cada proyección pasan un sinfín de publicidades y una propaganda del GCBA donde, en un momento, aparece Macri, medio avejentado, con una guitarra en la mano y unos chicos cool alrededor. Y siempre que aparece, sin ningún tipo de excepción, hay un murmullo, algún abucheíto, comentario por lo bajo, algo ismpre hay aunque la mayoría de las veces es una risita incómoda: la desaprobación del progre cinéfilo.